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Consejos

Para el buen gobierno de la diócesis, el Obispo diocesano cuenta con diversos organismos destinados a dar consejo. Cada uno de estos órganos colegiados de coordinación y consulta, presididos por el Obispo, tienen su propio encargo particular, pero todos ellos son instrumentos permanentes de ejercicio y promoción de la comunión y la sinodalidad en la Iglesia diocesana. De este modo, y como prevee el Código de Derecho Canónico (c. 492-514), la Diócesis de Huelva cuenta con los siguientes consejos:

  • El Consejo del Presbiterio lo conforman un grupo de sacerdotes que, en representación del presbiterio diocesano, actúa como el senado del Obispo cuya misión es ayudarle en el gobierno de la diócesis y proveerlo, lo mejor posible, en la búsqueda del bien pastoral del pueblo de Dios.
  • De entre los miembros del Consejo del Presbiterio, el Obispo elige libremente algunos sacerdotes para que constituyan, durante cinco años, el Colegio de Consultores. Este organismo tiene atribuciones específicas, como son: encargarse del gobierno de la Diócesis de forma interina en caso de que sede vacante; intervenir en la elección del administrador diocesano; y dar consentimiento para realizar inversiones económicas superiores a 150.000 euros.
  • La naturaleza del Consejo de Pastoral Diocesano, a diferencia de los otros consejos, está en que lo integran sobre todo laicos, reflejando a través de ellos la porción del pueblo de Dios que constituye la diócesis, tanto en la territorialidad como en los distintos ámbitos del apostolado. Se trata de un órgano consultivo para el estudio y valoración en lo que se refiere a las actividades pastorales en la diócesis, sugiriendo conclusiones prácticas sobre ellas.
  • El Consejo de Asuntos Económicos, es un órgano de expertos en materia económica y derecho civil, nombrados por cinco años, para aconsejar al Obispo en cuestiones relacionadas con los bienes de la diócesis y su gestión, y con competencias propias como: la elaboración del presupuesto anual de ingresos y gastos; estudiar y buscar fuentes para el sostenimiento de la Iglesia; o cuidar de los bienes patrimoniales.