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La Casa Familia Oasis acoge en la actualidad a cuatro madres y cinco niños en exclusión

Publicado:
31 mayo, 2019

Hoy celebramos la fiesta de la Visitación, ese momento en que la Virgen María, embarazada de Jesús, visita a su prima Isabel, embarazada de Juan el Bautista. Por este motivo, queremos recordar un proyecto existente en la diócesis de Huelva que, de alguna manera, encarna aquel entrañable acontecimiento. Se trata de la Casa Familia Oasis, gestionada por la Fraternidad de la Madre de Dios (Comunidad Anav), un recurso que ofrece la Iglesia de Huelva, a través de la Delegación para la Familia, a madres gestantes y con hijos pequeños cuyas vidas, fuera de esas paredes, se desarrollarían en condiciones poco deseables, por ser rechazadas y excluidas en su entorno.

Durante muchos años, las Hermanas Adoratrices hicieron de su Casa en Huelva (actualmente, la Casa Familia Oasis) un lugar de encuentro y acogida de adolescentes que, por un embarazo inesperado y no deseado, eran rechazadas y excluidas, incluso por sus propias familias. Cuando en agosto de 2012 las Adoratrices tuvieron que dejar Huelva para atender otros destinos, el obispo de la diócesis, José Vilaplana Blasco, determinó seguir dando continuidad a este servicio que ellas venían dando desde hacía ya más de cincuenta años y encargó a la Fraternidad de la Madre de Dios (Comunidad ANAV) que continuara con la misma labor en defensa de la Mujer, la Maternidad y la Vida. La Casa Familia Oasis atiende, por tanto, a jóvenes gestantes y madres con niños de hasta cuatro años de edad. Desde octubre de 2012 han sido acogidas 35 jóvenes y 31 niños.

En estos momentos son 4 madres y 5 niños quienes reciben atención pastoral de la Delegación para la Familia, desde donde se gestionan los recursos económicos que son necesarios, se imparten talleres ocupacionales para las madres y diversas actividades para los niños. La filosofía de la Casa Familia Oasis apuesta por la adquisición de una mayor confianza de la beneficiaria, no sólo como madre, sino también como mujer. Con ayuda espiritual y profesional, la madre no sólo es acogida, sino provista de las herramientas necesarias para integrarse en un ambiente familiar y social más favorable del que tenía antes de llegar a la casa. Por ello, durante el tiempo de estancia, las madres son partícipes de talleres que, les capacitan para emprender acciones inimaginables hasta el momento, aumentándoles la autoestima.

 

 

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